Los designios del señor
El galgo Simeón adoraba a su dueño, lo amaba profundamente. Cuando el amo, en el noble salón de la vieja casona, lo hacía tenderse a sus pies mientras leía, Simeón se quedaba yerto de emoción y gozaba toda la tarde de la contemplación de su señor, al calor del fuego crepitante.
Sabía, sin embargo, Simeón que el amo tenía sobre é… Leer Más