Como sigamos así, la noticia no serán las hectáreas quemadas, sino las que quedan por quemar. Hasta puede que yo lo llegue a ver.

Y digo como sigamos así, porque es la especie humana la que está contribuyendo decisivamente a crear las condiciones generadoras de un cambio climático inducido, global y acelerado que, cuando menos, hará inviable la supervivencia de nuestra especie, como ya hace imposible la vida de algunas otras. Alteramos el ritmo de la naturaleza y esto nos quema, nos ahoga y nos hiela. Y todo ello prácticamente al mismo tiempo. Un verdadero desastre.

Adoctrinados en la fe que, dicen, es “creer lo que no vemos”, los primos de Rajoy tratan de impulsarnos a no creer lo que estamos viendo.

Los primos de Rajoy puede que cada vez sean menos, pero siguen siendo demasiados y, sobre todo, tienen el poder suficiente para hacer prevalecer sus intereses, fundamentalmente económicos, y sus privilegios, fundamentalmente de clan, de club, de cartel o de clase.

Una muestra de todo esto es el deprimente resultado de la reciente cumbre de la ONU, celebrada en Ginebra, para alcanzar un tratado internacional contra la basura plástica, que ya es a una menaza global por tierra, mar y aire.

Se reunieron 185 países y se establecieron dos posiciones: la denominada “Coalición de Alta Ambición”, en la que se agrupaban la UE, Reino Unido, Canadá y la mayoría de países africanos y latinoamericanos, que defendían la reducción de la producción de plásticos y la eliminación gradual de los productos tóxicos con que se elaboran los plásticos; y el llamado “Grupo de Ideas Afines” en el que estaban  países productores de petróleo como Arabia Saudita, Kuwait, Rusia, Irán o Malasia y que proponían que  proponían no entrar el la producción de plásticos y limitarse únicamente a acordar la gestión de residuos. Estos últimos son todos primos de Rajoy.

No hubo acuerdo y el mundo sigue sin creerse lo que está viendo e incluso sufriendo.

Igual nos pasa con los incendios. Los vemos  y sufrimos cada año, cada vez más intensos y extensos, y no acabamos de creérnoslo.

Como en lo de los plásticos, y en casi todo, para ver y creer lo que está pasando es imprescindible ver y conocer los intereses y privilegios, bien concretos, de los primos de Rajoy y combatirlos para que nunca prevalezcan sobre los derechos e intereses objetivos de la mayoría de los seres humanos.

 

 

 

 

 

 

Comparte esta entrada