En mis otros tiempos (estos también son mis tiempos) abundaba un curioso animal que aparecía solo en verano y que hoy en día está prácticamente extinguido. Me refiero a la conocida “serpiente de verano” que era primera plana de todos los periódicos que así rellenaban el espacio que dejaba libre la sequía de noticias, propia entonces de la canícula. Algunas serpientes reaparecían cada año, como el monstruo del lago Ness  o el Yeti, y otras eran nuevas como las caras de Belmez, por ejemplo. Estas serpientes de verano eran para llamar la atención y llegaban a producir cierta conmoción, pero pronto fueron domesticadas por la opinión y se convirtieron en inofensivas mascotas, en un juego que formaba parte de la diversión veraniega.

Hoy este simpático animal ha desparecido devorado y engullido por una especie invasora, feroz y agresiva, que es la “Mamba Negra Politicastra” que no aparece en verano, sino todo el año y se emplea en soltar la ponzoña que luego aprovecharán, precisamente los politicastros, para alterar el juicio, la sensatez, el equilibrio emocional y la percepción de la realidad de capas de la población  desinformadas asustadas o incluso indolentes, al tiempo que se estimulan los más bajos instintos del personal, el miedo y la violencia. Los politicastros utilizan esta serpiente  para sembrar la ponzoña del odio, para mantener y ahondar la desigualdad, para defender la arbitrariedad del poderoso, para recuperar fantasía nefasta de “un orden nuevo” o para resucitar un  caudillo redentor y con omnímodo poder.

Como las dulces serpientes de verano de antaño, las terroríficas “mambas negras politicastras” son noticias fantasiosas  o deturpadas, pero mientras aquellas era bromas fácilmente reconocibles, estas son noticias falsas que pretenden pasar por verdaderas, bulos perniciosos, insidias, datos falsos y fraudulentos  con cuidada apariencia de verdad, destinados  a inocular su ponzoñoso veneno. Estas son venenosas y aquellas inocuas.

Una “mamba negra politicastra”, es por ejemplo, la noticia de que España está siendo invadida diariamente por miles de gentes delincuentes, de razas oscuras que van a desposeernos de nuestro bienestar, a aprovecharse de subvenciones que debiéramos recibir nosotros, a ocupar nuestras casas y vuestros puestos de trabajo  y que, a la espera de hacerlo, hay millones, sobre todo de negros, agazapados para el asalto de nuestras fronteras del sur. Otra “mamba” es que miles de manteros, casi todos negros también, dañan gravemente al pequeño y mediano comercio, que no puede resistir. Y eso que resiste, fíjate tú, a las grandes áreas comerciales e incluso aguanta todos los días el IVA, por ejemplo.

Mucha gente, con la “mamba”  está alarmada, acojonada, tiene miedo y, sobre todo, daña a personas de buena fe y  candorosas, que nunca se merecen el engaño.

Visto lo visto, aquella dulce serpiente de verano debiera ser especie protegida y la “Mamaba Negra Politicastra”, exterminada como la Vespa Velutina, también especie invasora y perjudicial para nuestro ecosistema.

 

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