No sé de qué se ríen. En la cumbre de la OTAN acordaron:

  • Volver a la vetusta confrontación de bloques: una pretendida “nueva guerra fría” que ahora es caliente, aunque no sea total de momento y el cristo vaya por partes, como hacía Yack el destripador
  • Pactaron regresar abiertamente a la carrera armamentística, convencional y nuclear y al incremento de las fuerzas armadas, ampliando para ello la financiación militar con recursos públicos. España asumirá un 2% del PIB.
  • Se sometieron todos al liderazgo económico, político y militar, de los EE.UU., justo cuando, la otrora primera potencia, entra en declive, pierde peso en el mundo y se resquebraja por dentro.
  • La UE renuncia ominosamente a una política de defensa propia y autónoma y a una diplomacia soberana, abierta, diversificada y sin la tutela anglo-americana del tío Sam.
  • Se asumió una política conjunta de guerra, bajo la bota militar que gana poder y peso en la alianza y en los países que la asumen; ahora todo será “de guerra”: estado de guerra, economía de guerra, información de guerra, legislación de guerra…, con lo que se debilitará la democracia, se favorecerán las autocracias, se tolerarán mejor las dictaduras y se cercenarán y limitarán derechos vigentes y conquistados, porque “estamos en guerra y la situación es grave, insegura y peligrosa”, como señaló, embobado, Pedro Sánchez
  • Se señalaron con toda claridad las amenazas. Son dos: Por una parte, Rusia y China con sus aliados, que operan económica, militar y políticamente en todo el mundo y, por otra, una amenaza nueva y muy peligrosa, que los “cerebros” de la OTAN denominan “amenaza híbrida”, que son los emigrantes pobres y los refugiados y que pasan a ser, en consecuencia, objetivos militares. Lo de Melilla pronto será una broma.
  • Se asumió por tanto “una nueva doctrina atlantista”, perversa y diabólica, que consiste en hacer pasar a la emigración de ser “un fenómeno social” vivido en todos los países del mundo a lo largo de la historia, a ser “un problema para la sociedad occidental, rica y blanca”, y acabar siendo una “amenaza híbrida de agresión” y, por tanto, susceptible de ser combatida manu militari. “Pensamiento” OTAN.
  • Mención especial merece el comportamiento lanar y mercenario de la inmensa mayoría del entramado mediático, que se deshizo en ditirambos y lisonjas a los prebostes y sus acuerdos, sin el menor atisbo analítico serio.

Es oficial. Haciendo gala de ello, sin rubor y  sin vergüenza alguna, nuestros prebostes asumen el viejo, rancio, reaccionario y criminal principio de “si vis pacem, para bellum”. Siempre que se preparó la guerra, nunca ha habido paz, nunca. Por eso, si los acuerdos de la OTAN se cumplen con éxito sucederá lo siguiente inexorablemente:

  • Las actuales guerras “locales”, pero que ya llegaron a Europa, se generalizarán y llegarán a la puerta de nuestras casas.
  • La inflación, la recesión y el incremento exponencial de la pobreza será un hecho
  • Y, al mismo tiempo, el enriquecimiento astronómico de “unos muy pocos” será otro hecho.
  • Se debilitarán las democracias, se fortalecerán las autocracias y dictaduras y se normalizará el militarismo, el genocidio y el crimen.
  • Se fortalecerá el patriarcado y el machismo con la violencia que esto entraña, especialmente contra las mujeres.
  • La desinformación, el engaño y la mentira serán moneda común y corromperán el periodismo y el sistema mediático.

Sin embargo, la política OTAN y las ideologías que la sustentan no tienen más horizonte que el fracaso, por muchas razones:

  • No resuelven los problemas más cardinales de la humanidad como el hambre, la desigualdad, la enfermedad, las carencias educativas o la desinformación; ni podrán nunca responder a las aspiraciones más generales y profundas de las personas.
  • En la OTAN están implicados solo 32 países (ahora) de los 206 existentes, lo que representa únicamente el 13% de la humanidad. Continentes enteros como América Latina, Asia o África están fuera de la lógica OTAN, aunque no de sus efectos
  • Las políticas y las doctrinas OTAN perjudican objetivamente a la mayoría de la ciudadanía, incluida la de los países aliados, y por lo tanto se rechazarán y se combatirán, desde la legalidad o desde la clandestinidad. Todas las personas progresistas, demócratas, de izquierdas y/o implicadas en actividades humanitarias o de defesa de los derechos humanos con sentido común y buena fe, así como colectivos, entidades o activistas, como las feministas sin ir más lejos, son objetivamente refractarias a las políticas y doctrinas OTAN. Y esto es irreductible.
  • La ciudadanía y las personas que luchan y defienden sus intereses colectivos, sus derechos y sus aspiraciones son imposibles de embridar, incluso en el corto plazo.

Por lo tanto, las políticas y doctrinas OTAN no prevalecerán. Otra cosa es el dolor, el sufrimiento e incluso la muerte que provocarán, al menos en ese corto plazo fatídico.  Pero “no pasarán”.

Desde mi lado obscuro me ha surgido un avieso pensamiento: “Si tengo suerte, yo no lo veré”. Pero sucederá y, por ello, yo no sé de qué mierda se ríen.

 

 

 

 

 

 

 

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