El político y jurista Pedro Schwartz se quedó de una pieza cuando en una playa italiana, allá por el verano de 1977, presenció una escena tan sorprendente como hilarante. Una familia, muy italiana, planta su sombrilla en la playa y, al poco rato comienza a llover. El paterfamilias, con un cabreo del quince, organiza la retirada de la tribu, arranca la sombrilla y exclama: “ Piove. ¡Porco goberno!”. Lloviera o hiciera sol, todo le valía al italiano contrariado para atacar a su Gobierno, practicando el deporte nacional. Una actitud similar, pero sin la gracia y frescura del italiano, mantiene la ultraderecha española. La que anida, vergonzante, y manda en el PP y la que bulle desenfrenada en Vox.
Pero PP y Vox no han reaccionado contra el Gobierno por la lluvia de problemas y desgracias que puedan haber ocurrido. Han escogido y se han centrado concienzudamente en la manifestación feminista del 8-M. Da igual que los días 7, 8 y, al menos 9, de marzo se produjeran en España cientos de actos masivos, incluida una asamblea o congreso del propio Vox con dirigente contagiado, convicto y confeso, repartiendo virus a diestro y siniestro entre sus conmilitones. Da igual: “¡Ocho de Marzo, porco Goberno!”.
Pretenden, así, matar a dos pájaros de un tiro: al Gobierno de centro-izquierda y al movimiento feminista. De momento, han conseguido hacer mucho ruido, obstaculizar acuerdos políticos y económicos para afrontar los efectos sanitarios y socio-económicos de la crisis, sembrar una cierta dosis de desconcierto, virulencia y odio y hacer intentos, creo que bastante baldíos, por frenar el proceso emancipador de la mujer y su lucha por abolir el patriarcado.
Mucho ruido, pero lo tienen muy crudo. Incluso la abrupta táctica de disparar un mismo tiro a dos pájaros se puede volver en su contra, más pronto que tarde, porque puede producir el efecto de que los intereses de las mujeres y del Gobierno de centro-izquierda se identifiquen mas de lo que sería normal, con lo que no solo es probable la derrota de Vox, sino también del propio PP, que entra en contradicción con muchas mujeres conservadoras y liberales, que no abdican ni abdicarán de la defensa de la mujer ni del ejercicio estimulante de la sororidad.
Serán la mujeres las que enterrarán a la ultraderecha. Urbi et orbi. Y ellos, plenamente identificados con el patriarcado y rabiosamente beligerantes con el feminismo, lo presienten.