Estas dos ideas de modelos para la salida de esta crisis que, parece, vienen del Gobierno tienen, a mi juicio, muy escaso sentido en la actualidad. Ni se trata de emular, siquiera de lejos, una ayuda, (entonces de los EE.UU) para la reconstrucción física y económica de Europa, ni de reproducir un mero pacto político entre partidos, que luego toleraron fuerzas sociales, para hacer recaer los costes de una crisis sobre los trabajadores con la coartada de su necesidad para el advenimiento de la democracia. Ni están Europa o España físicamente destruidas, ni ha habido una guerra, ni estamos saliendo del franquismo. Lo que no quiere decir que la situación actual no sea más compleja o incluso mas grave, de facto o potencialmente. Pero, en todo caso, es radicalmente diferente y hemos de ser conscientes que el traje de la primera comunión ya no nos sirve y, por eso, me parece inquietante que el Gobierno trate de vestirnos de marinerito, tras la pandemia. Deben estar desconcertados. O no, que sería peor.

Hoy, si algo está demostrado, es que el modelo neoliberal vigente y rabiosamente defendido por la derecha española (basta ver las peroratas de Casado) ha fracasado en todos los frentes. En el frente económico porque concentra salvajemente la riqueza, expande la pobreza y la precariedad hasta límites intolerables y genera crisis tras crisis, cada vez más graves. En el frente ecológico porque el modelo de superproducción masiva de alimentos, por ejemplo, rompe la dinámica de la naturaleza y provoca que la vida reaccione, en defensa propia, contra la especie humana, como bien se demuestra con las epidemias y pandemias que tienden a ser, cada día que pasa, mas frecuentes y más virulentas. En el frente social porque provoca el desamparo, la indefensión y el abuso sobre amplísimas capas sociales y extiende la precariedad en la clases medias. Y en el frente político porque elude o devalúa la defensa de los derechos humanos, recorta derechos civiles, abre paso a posiciones neofascistas y autoritarias y devalúa las democracias. Todo este profundo fracaso del modelo neoliberal es lo que ha puesto de manifiesto, entre amplísimas capas sociales, esta crisis sanitaria y económica.

Pactos de la Moncloa Pactos de la Moncloa

Para abordar esto no sirven ni pactos de la Moncloa ni Plan Marshall, sin quitarles por ello sus méritos. Lo que se precisa es una amplia alianza social y política (¿Nuevo Pacto Social?) que incluya fundamentalmente a los agentes sociales, a los sectores económicos, financieros y patronales abiertos a salidas, digamos, de corte keinesiano, al universo feminista, a los sectores profesionales y ONGs de los cuidados, a los partidos políticos democráticos interesados, etc. Un pacto social cuyos objetivos y contenido se propongan clara y explícitamente: afrontar los problemas ecológicos y del cambio climático, racionalizar el modelo de consumo, fortalecer el Estado social, lo público y la investigación, abordar reformas fiscales con sentido progresivo y equitativo, regular los mercados, desarrollar políticas de igualdad, ir a por la renta básica, asegurar los derechos de los trabajadores y trabajadoras y preservar y avanzar en los derechos democráticos. Poco o prácticamente nada tiene que ver todo esto con planes Marshall o pactos de la Moncloa. Ni de inspiración sirven.

Yo lo veo así y me animo a escribirlo, como si de un esconjuro se tratara. Me estoy volviendo supersticioso.

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