Esto, nos dicen, ha sido y es un parón. Y, efectivamente, nos hemos parado casi todos. Parar, palabra polisémica donde las haya, puede servirnos para muchas cosas: desde pararse a pensar, hasta reparar lo que está estropeado y nunca encontrábamos el momento de hacerlo; desde caer en la cuenta de aquello que siempre se nos pasó desapercibido, hasta enmendar algo mal hecho o desagraviar a alguien a quien habíamos ofendido o dañado, queriendo o sin querer; desde hacer un alto en el camino de la vida para reflexionar, hasta aprovechar la ocasión para mirar con cuidado lo que nunca vemos por tenerlo demasiado cerca. Y es que reparar, que debe ser algo así como parar dos veces, también es muy polisémica de nuestro señor.
El caso es que el ocio, la quietud, la calma o el recogimiento parecen situaciones idóneas para pasmar y caer en la cuenta de lo que tienes alrededor. Un ejemplo. El año pasado, más o menos por estas fechas, de vacaciones por la Toscana y pasmando ante el campo de trigo naciente que recoge la foto de Lila, recordé el “Porompompero” y caí en la cuenta de lo que decía y que siempre había pasado por alto: “El trigo, entre todas las flores, ha escogido a la amapola…”. Así que una de las querencias del trigo es esa amapola, a la que permite nacer y vivir en los surcos y arrugas de sus campos, para motear de escarlata los jóvenes trigales verdes. Un descubrimiento. Bueno, no será muy científico, pero fue divertido haber reparado en ello y haber cantado el Porompompero en los campos de La Toscana, tachonados de cipreses y amapolas.
Pues hoy, que es Abril y es Viernes, he venido en reparar que “Abril”, además de un mes, puede ser el nombre propio, por cierto precioso, que se le puede poner indistintamente a un niño o a una niña, lo que considero un significativa ventaja; y Viernes ha sido el nombre que Robinson Crusoe puso al esclavo, que salva de ser ejecutado y que será su único compañero y amigo durante su aventura. Son nombres de la medida del tiempo, como Segundo, que también es un nombre propio, mientras que Minuto nunca lo fue.
Está claro, no hay como parar para reparar.