Núñez Feijóo no es de esa derecha irreductiblemente democrática, keynesiana o incluso progre, hija de la Revolución Francesa. Feijóo es un político típico de la derecha española, un tanto tradicional y caciquil, pegada al neoliberalismo e hija del Movimiento Nacional. Haber sido pupilo e hijo predilecto de José Manuel Romay Becaría, que promovió su adopción por Manuel Fraga, lo dice casi todo de Feijóo. El sueño o destino político pretendido, perfectamente confesable pero inconfeso, de D. Alberto es, o al menos era, encaramarse a la más alta dirección nacional del PP para, desde allí, culminar su brillante carrera política con la Presidencia del Gobierno. Los avatares del partido, zarandeado por la corrupción, tomado por la derecha mas radical y en abierta competencia con el neofranquismo, están a punto de conseguir que a Feijóo se le pase el arroz.

En esta situación, si Feijóo vuelve a ser Presidente de la Xunta de Galicia lo natural es que adocene y se relaje en su zona de confort y renuncie a culminar su carrera política en lo más alto del podio. Por pasiva, el mismísimo D. Alberto nos lo acaba de aclarar con su declaración, me parece que a empresarios gallegos, en la que afirmó que si no es ahora Presidente de Galicia nunca más volverá serlo. En román paladino, si Feijóo no alcanza la presidencia de la Xunta, o se busca la típica puerta giratoria o se emplea afondo en la política estatal y lucha por el liderazgo de su partido en España para cumplir su sueño.

Pues bien, yo creo que a gallegos y españoles lo que más nos conviene es que Feijóo lidere el PP nacional, por mucho que no nos parezca el mejor candidato posible, dado que, comparado con la pandilla que ahora lidera el partido y la oposición la Gobierno, tan patética como atrabiliaria, Feijóo sería, en Madrid, una pera en dulce para este país. Ya decía Voltaire que “lo mejor es enemigo de lo bueno” y, por tanto, lo bueno posible siempre es preferible a lo mejor imposible. Ilustrado tenía que ser el bueno de Voltaire.

A todos nos vendrá bien, pues, que Feijóo no alcance la mayoría absoluta y dedique su capacidad y su fuerza a culminar su sueño político. Conviene a Galicia, porque urge un cambio; le conviene al PP porque necesita perentoriamente un recambio; le conviene España porque se precisa una oposición medianamente seria y eficaz y una alternativa mínimamente racional; le conviene a la izquierda y así sucesivamente.

Es así como, para mí, el objetivo común de todos los gallegos en las próximas elecciones debiera ser ayudar a Feijóo a que se vaya a cumplir su sueño. Hay que echarle una mano.

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