Así describía Lorca a la Guardia Civil. Como si el alma de aquellos corchetes residiese en el tricornio. La Guardia Civil no es una policía militar, es una policía civil. La Guardia Civil no es un cuerpo civil, es un cuerpo militar. Nadie sabía bien cual era el alma de este cuerpo, hasta que Lorca descubrió que era de charol. Aquel barniz que hacía brillar sus cabezas a la luz de la luna. Y “verde luna” el cuerpo.

La Guardia Civil, me malicio, es la vía furtiva para los militares irrumpir en la política, tomar partido y ejercer su labor de cerberos del poder. Del Poder, siempre. No necesariamente del Gobierno.  Recordad como, aquel Febrerillo loco, el jefe militar lucía alma de charol en el Congreso de los Diputados. Era el único con el lama de charol.

La derecha ultra toca a rebato para derribar al Gobierno y por eso Casado reunió a diez asociaciones de la Guardia Civil. Ellas se dejaron ir, de nuevo y cuesta abajo, por la vía furtiva, por donde los militares irrumpen en la política. Los militares con alma de charol.

¿Se estará montando ya la procesión? Mitras, solideos, birretes, togas, puñetas y tricornios. Todos con el alma de charol.  Dispuestos a mantener, de momento sin sables, lo que con sables consiguieron aquel Febrerillo loco.

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