Conocidas que fueron las grabaciones de Villarejo, que revelan la implicación y connivencia con las cloacas del Estado de Antonio García Ferreras, publicando a sabiendas noticias falsas, la Sexta se lanzó en tromba a defender a su histriónico mascarón de proa.

Se trata de tapar la “cagada de Ferreras” con la revelación de nuevas grabaciones que implican a la cúpula policial de los tiempos de Rajoy en la corrupción política, o con la recuperación de grabaciones ya conocidas y presentarlas todas, ampulosa e hiperbólicamente, como revelaciones escandalosas, como grandes exclusivas. No se paran en barras y reproducen las grabaciones, las repiten hasta la saciedad, las interpretan y reintrepretan, las contextualizan en el ahora y en el antes, las desmenuzan y destripan y todo ello con la coartada del análisis y con esos aspavientos y visajes, tan farisaicos, propios del postureo aparatoso de los hipócritamente escandalizados. Se insinúan graves contubernios, se señala a grandes prebostes y se apunta la implicación, por fas o por nefas, de las más altas instancias del país en el momento de autos. Son toneladas de mierda que se expanden con ese ya viejo artilugio de la corrupción que es el tan manido ventilador.

En la Sexta tratan de tapar su mierda con más mierda, porque la hay y, seguramente, porque ahora no tienen otra cosa a mano. Pero cuando se trata de tapar mierda con más mierda, el hedor es insoportable, porque la mierda no hay dios que la tape y, por tanto, la mierda de Ferreras seguirá apestando.

Lo único positivo es que, como siempre pasa con las mafias, cuando se rompe la omertá, se desvela el crimen, se lo puede combatir y se logra enjaular a los criminales. Por lo menos en parte…Y algo es algo, me parece.

 

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