El cinco de diciembre de hace ocho años moría en Johannesburgo Madiba, que era así como llamaban a Nelson Mandela los ancianos de su tribu.

En últimos años de su vida, Mandela contempló su país y el mundo desde lo alto de la colina más austral que él mismo había conquistado y dijo: “La verdad es que todavía no somos libres. Simplemente hemos logrado la libertad para ser libres, el derecho a nos ser oprimidos…He caminado un largo trecho hacia esa libertad”.

Esta lúcida reflexión del hombre que consiguió en su país un cambio tan substancial y radical, es profundamente aleccionador para todos aquellos que dedican o han dedicado su vida a un proyecto colectivo de irrestricto valor político, ético y moral.

Imagino a los hombres y mujeres, que en nuestro atormentado país han luchado tanto por la democracia, decir lo mismo en la última colina de su vida, desde donde pueden contemplar el camino recorrido y otear otros horizontes: “La verdad es que todavía no somos demócratas, simplemente hemos logrado la democracia para poder serlo algún día”.

Nelson Mandela consigue la mirada precisa y realista para que no matemos a la utopía disparando a la quimera: “Al fin he descubierto el secreto: después de conquistar una gran colina, uno descubre que hay muchas otras colinas que escalar. He tomado un momento aquí para descansar, para ver un poco de la perspectiva del camino que ya hemos recorrido. Pero solo puedo descasar un momento, porque con la libertad vienen las responsabilidades”.

Mandela inspira e inspirará, sin duda, a generaciones enteras de sabios y recios escaladores, hombres y sobre todo mujeres, que serán capaces de tomarse un momento de   descanso para ver con la misma perspectiva utópica, precisamente por realista, el duro camino recorrido y las cumbres por conquistar. Son esos que no se creen el “no hay remedio” y se indignan, pero no se resignan, porque saben que “no se pueden retrasar ya que el largo camino aún no ha terminado” y han aprendido bien que “con la libertad vienen las responsabilidades”.

Desde la cima de la colina más austral de la experiencia, nos ha llegado el mensaje de Madiba, poco antes de que volviera definitivamente a la pequeña aldea de Qunu, donde todo empezó, hace  más un siglo y donde ahora descansa más allá de todas las colinas, más allá del tiempo.

 

 

 

 

 

 

 

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