Este 22 de agosto se cumplen cien años del nacimiento de Isaac Díaz Pardo: gallego ilustre, genial, libertario y normalizado. Normalizado porque para Isaac decir “Galicia nación” era una tautología, porque era un gallego comprometido a fondo con su país. Sin restricciones mentales, sin mistificaciones y sin ditirámbicas manifestaciones patrioteras. Ser gallego para Isaac era lo normal, el lugar donde ejercer la libertad, donde construir su proyecto vital, personal y colectivo,  y donde dar rienda suelta a su genio.

Para mí que Galicia, contra lo que algunos necesitan creer, es una nación joven que, como todas las naciones, nace de una canción, de un poema. Porque la lírica, que es la expresión viva e inteligente del sentimiento más íntimo y personal, también es la primera forma expresiva de esa pasión colectiva y comunitaria llamada sentimiento nacional. Por eso te digo que esta nación no tiene más de 160 años, que son los que están pasando desde que Rosalía entonó nuestro canto originario. Esta es la primera idea, lírica y poética, de nuestro ser nacional.

Para mí la segunda idea originaria, construida sobre aquel sentimiento colectivo, es política y es fruto de la pasión  y de la inteligencia  de Castelao.

Y la tercera idea la construye Isaac Díaz Pardo desde la memoria  histórica: la idea cultural, estética, económica y técnica para que, a partir de todo esto, pueda y deba tomar cuerpo un proyecto nacional globalmente visible.

Ya sé que esto es muy discutible y que la conciencia seguramente es un efecto de la historia, como diría Gadamer, pero en esa historia que construye nuestra conciencia nacional Isaac es una pieza clave.

Creo, por tanto, que Isaac es uno de los padres de la patria y así debería ser asumido, incluso oficialmente, en la medida de la vigencia y conveniencia de tal concepto, dada la envergadura, la profundidad y el sentido último del trabajo inmenso que realizó por este país con gran inteligencia y una entrega realmente monástica.

Lo normal en un país normal sería que los restos de Isaac Díaz Pardo reposasen ya en el Panteón de Gallegos Ilustres, junto a los otros padres de la patria, pero lamentablemente, a día de hoy, ni siquiera se sabe de ninguna iniciativa oficial para conmemorar este centenario. De momento ni siquiera anunciaron nada. Este abandono social y político de la figura de Isaac tiene en gallego una palabra definitoria: “desleixo”, que es ese olvido o abandono mísero, culpable y políticamente impresentable de algo muy valioso para la comunidad.

Solamente la iniciativa de un artista gallego, como Paco Díaz, puede haber salvado nuestra dignidad colectiva al concebir, promover y realizar ENSAMBLEISAAC: una instalación artística de una columna conmemorativa realizada con el ensamble de piezas, diseñadas por el autor y ejecutadas por alfareros y ceramistas gallegos, y con la aportación de obras, en homenaje a Issac, de un grupo muy representativo de escritores, pintores, dibujantes, fotógrafos y músicos gallegos que se recogen en un libro conmemorativo. Toda esta instalación, con el libro incluido, fue acogida por el Concello de Oleiros que la alojó en el Castillo de Santa Cruz en homenaje permanente y memorial dedicado a Isaac Díaz Pardo.

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