El bueno de Stanislaw se despidió de su mujer para ir a la guerra que se montó porque los nobles bohemios habían tirado por la ventana a los embajadores, que habían venido a Praga para preparar la llegada del emperador Fernando II como rey impuesto de Bohemia. La cosa no había sido para tanto porque los dignatarios del Sacro Imperio habían tenido la fortuna de caer sobre un montón de estiércol. Se llenaron de mierda pero salieron ilesos. Harían la guerra unos meses y vuelta a casa. Por eso a Stanislaw no se le pasó por la cabeza que, aquel día de 1619, se iba a la Guerra de los Treinta Años. ¿Quién podía saber tal cosa? Su mujer, Miluska, lo besó e incluso se dijo para sus adentros que estar unos meses sin el bruto de su marido no les vendría mal a ella y a los niños. Pero, según los cronistas, que fueron quienes tal cosa inventaron, aquella guerra duraría treinta años y así se la llamaría. Son los cronistas, habitualmente de los vencedores, los que imponen el relato. En todo caso, Stanislaw y Miluska, el resto de sus vidas, ya no conocerían otra cosa que la guerra. Y es que la guerra es una de esas cosas de las que se puede saber cómo y cuando empiezan, pero nunca como y cuando terminan. Pues lo mismo o algo parecido pasa con las pestes, epidemias, pandemias y otros aconteceres, que se producen por una concatenación de causas y hechos, en gran parte, desconocidos. Esta comparación la hago ya que todo dios se empeña en hablar de esta epidemia en términos castrenses y bélicos, a mi juicio, tan poco adecuados para afrontar el problema como parece que útiles para fines propagandísticos o supuestamente pedagógicos. Esto durará lo que dure y, de nosotros, exigirá resistencia y resiliencia que, general creo que la está habiendo. Y de nuestros prebostes requerirá, inteligencia, capacidad política y técnica, honestidad y buena fe que, por lo que se ve, es lo que más escasea de entre los imprescindibles medios de protección.
La rendición de Breda es unos de los episodios de aquella guerra que marcó la vida de Estanislaw y Miluska