Yo creo que la gran lección de este 8 de Marzo es que el feminismo salió, TODO, a la calle: Todo el feminismo: Diverso, transversal, complejo y, como siempre, en debate, pero TODO. Por los medios y, parece, que por la opinión pública lo masivo de la movilización fue tildado de sorprendente. Como si no se esperara este año tal cosa. Y es que llevamos meses observando los ímprobos esfuerzos por combatir, debilitar y dividir al feminismo con debates públicos de trileros, con trampantojos dialecticos, con bulos e hipérboles, casi todo ello con hedor a estercolero. A esto se dedicaron con afán el entramado mediático mercenario y los capitostes mas reaccionarios de partidos e instituciones  utilizando todo tipo de pretextos y coartadas. Como  especial ejemplo, el abstruso debate sobre la ley llamada del “sólo sí es sí”. Se preveía, por tanto, que  todo este esfuerzo patriarcal y reaccionario lograría disuadir de movilizarse a buena parte  de las mujeres feministas. Pero no fue así, pues el feminismo salió, TODO, a la calle.

Pero fracasada la disuasión del feminismo a movilizarse, la reacción mediática y sectaria no cejó en su cruzada y, al no poder ocultar la amplitud e intensidad de las manifestaciones, se dedicó a poner el foco y el primer plano en la “presunta” división del movimiento.

¿División? Sí y no

Debate sí. Siempre lo hubo y lo habrá dada la evidente y “afortunada” transversalidad del feminismo,  naturalmente atañido por todos los contextos que cruzan la vida individual y colectiva de las mujeres: contextos de clase, de etnia, de ideología política y religiosa, etc. El feminismo que es la lucha por la igualdad y la emancipación de la mujer, es natural que esté interpelado por todos los contextos y condiciones en los que la mujer vive y sobrevive y ello origine reflexión colectiva y vivos debates, tan imprescindibles como saludables.

División, no tanta. Sí es cierto  que en los debates se producen episodios no deseables de confrontación agria o fragmentaciones, puntuales o más duraderas, que diversifican el movimiento pero, como quedó demostrado este 8 de Marzo, no tanto como para que se difuminen los esenciales objetivos del feminismo, de la mujer. Por otro lado, la mayor parte de estos desencuentros, intencionadamente vistos y presentados como “escisiones”, se deben fundamentalmente, no tanto a causas endógenas del movimiento, cuanto a interferencias exógenas:  creencias o intereses ideológicos, partidistas, patriarcales, económicos o sectarios  de organizaciones e instituciones que intentan manipular, dividir, instrumentalizar e incluso liquidar el feminismo. Y esto sí que pervierte y enturbia algunos de los debates internos del feminismo y no parece nada saludable. Es decir, más que dividirse él, al feminismo tratan de dividirlo.

Por eso la gran noticia es  que, a pesar de la virulenta agresión reaccionaria, que el feminismo sufre y soporta, no han conseguido  dividirlo realmente. Por eso este 8 de Marzo el movimiento feminista salió, TODO, a la calle, “el mismo día y a la misma hora”. Diverso, transversal y debatiendo, pero todo junto  a la misma hora…y esto es un enorme éxito y una victoria sobre un  patriarcado y una reacción, más beligerantes que nunca.

El movimiento feminista es fuerte. Hoy más fuerte que ayer e inquieta, y asusta al machismo  y erosiona  la concepción  patriarcal de la vida. Quizá por esto es tan vil y violenta la reacción del patriarcado, que a pesar del camino que a las mujeres les queda por recorrer, va perdiendo inexorablemente…y lo saben.

Yo lo veo así.

 

 

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