Llegó, lo vi y lo leí. De una  sentada. Así, a bote pronto, yo veo como dos tipos de estafa: La que explota la codicia de la víctima y la que abusa de su buena fe. El primer timo provoca aquello  de “te-estuvo-bien” y  hasta  puede llegar a hacer gracia. El segundo, es asqueroso y vil. Repelente y da asco. A  este tipo de estafa pertenece el timo  que han perpetrado  Juan Carlos de Borbón, su hijo y sus epígonos, a la ciudadanía española. Estafa de una vileza moral y política asquerosa y recalcitrante. Pues bien, Valentín Carrera en su novela, (“CAMPECHANO, EL MACHO ELFO, ¿Quién mató a la monarquía española?” Edit. Paraíso_Gutemberg, 2020 ), nos cuenta la historia de una periodista de investigación que pretende ajustar las cuentas del ignominioso engaño que a sufrido un hombre inteligente, noble y generoso, su padre,  por parte de un sistema corrupto, de un reyezuelo moralmente deleznable y de una corte de los milagros y mediática, que consiguen engañar a casi todos durante muchísimo tiempo. Tanto que, cuando la mierda aflora, el olor nauseabundo empieza a extenderse y la gran farsa puede percibirse, el padre de la periodista ha muerto ya.  La novela es un ajuste de cuentas, muy bien contado, con la irreverencia necesaria, el tono perfectamente adecuado a la historia, un lenguaje tan actual como del siglo de oro y un llamar a la cosas por su nombre que reconforta. Esta es la novela: la peripecia de la  de la periodista. La historia que la periodista descubre, sintetiza y relata es, rigurosamente eso: historia.

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