La Pascua militar, que suele pasar desapercibida, generó amplio interés por ver si el Rey y la ministra respondían  a los envites golpistas, al ruido de sables fláccidos, a las disquisiciones entre militares sobre el número de españoles a fusilar y al significativo silencio de prácticamente todos los niveles del mando militar ante estos y otros violentos “pronunciamientos”. La ministra respondió descalificando contundentemente la movida golpista, que es lo democráticamente adecuado, y el Rey calló; con lo que  el monarca parece otorgar y  esto sí que es hacer la pascua a “los españolitos que guarde Dios”.

Con la llegada de VOX a las instituciones y su “competencia virtuosa” con la cúpula más reaccionaria de los populares, se observa el renacer de la tradicional movida golpista militar. Podría decirse que solo se trata de “cuatro oficiales  jubiletas nostálgicos” que nada ni a nadie representan, pero el silencio clamoroso  de sus compañeros en activo y del propio Rey, por una parte, y la coincidencia y complicidad, si no “conmilitancia”, con la extrema derecha, por otra, aconsejan que los demócratas se tomen estas algaradas en serio.

Esta año 2021 es, además, un momento adecuado para reflexionar  por cuanto se conmemora el centenario de “ EL Desastre de Annual”, un acontecimiento histórico que ha marcado muy fuertemente al ejército español y que seguramente lo sigue marcando aún hoy en buena medida. En pleno verano de 1921 se producía la ominosa derrota del ejército español frente a las guerrillas rifeñas de Abd el-Krim. Además de la muerte de más de  9.000 soldados españoles y 1.500  rifeños incorporados a las fuerzas españolas, esta derrota supuso la creación de la República del Rif que dominó prácticamente todo el Protectorado, obligó a la prolongación de la maldita guerra de África, y  España no volvió a recuperar el dominio sobre el Protectorado de Marruecos hasta 1926 y eso gracias a que Abd el-Krim cometió el error de atacar a los franceses y esto provocó la alianza franco-española que restableció la situación. En España se produjo una profunda crisis política y el Congreso abrió una Comisión de Investigación que no funcionó porque el general Primo de Rivera, con la anuencia de  Alfonso XIII, dio un golpe de estado y estableció una dictadura militar.

La guerra sigue en Marruecos y de ella surge toda una generación de oficiales, conocidos como los “Africanistas”. Oficiales que desarrollaron una fulgurante carrera militar gracias a los ascensos por méritos de guerra obtenidos en las constantes escaramuzas para someter a las tribus y cábilas rifeñas. Al tiempo, en España, Primo de Ribera refunda la Academia Militar que había de impulsar la  formación de oficiales con los criterios ideológicos y militares de la generación africanista. Espíritu y criterios vigentes  hasta bien entrada la transición y parece que, aún hoy, no  suficientemente depurados.

Africanistas fueron los organizadores del levantamiento militar del 36: Millán Astray, Mola, Sanjurjo, Queipo de Llano, Varela, etc. Africanista fue el propio Franco con una fulgurante carrera militar. Fue general a los 33 años  a base de ascensos logrados por méritos de guerra.  No se forjaron estos oficiales africanistas en guerras o batallas de compleja estrategia militar  o  política, sino en escaramuzas coloniales, más que batallas, contra tribus rifeñas. Eran oficiales con más huevos que ilustración que hicieron un golpe de Estado que fracasó, una guerra civil que triunfó y que dieron cobertura militar a una dictadura durante cuarenta años.

Las voces de los exmilitares que oímos estos días tienen un timbre y un tono claramente africanista. Los apoyos, expresos o tácitos, que han recibido  son neo-franquistas y reaccionarios. Y entre los silencios, los habrá cómplices y los habrá reflexivos, civiles y militares. Creo que hay que pasar del silencio reflexivo, de apariencia prudente, al análisis y el debate democrático, civil y militar, sobre la situación real de Ejército y los caminos democráticos por los que deben transitar las fuerzas armadas. No vaya a ser que nos vuelvan  a hacer la pascua.

 

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