Noto a la gente de mis alrededores expectante e incluso tensa por cual vaya a ser el resultado de estas elecciones. Y, sin embargo, creo que nunca en Galicia estuvo tan claro que las derechas van a perder realmente. Aunque el PP sea el partido más votado e incluso aunque, por un puñado de votos o por el apoyo del esperpento orensano, los populares alcancen el Gobierno de la Xunta.
Es tal el fracaso de los populares y la pérdida de plumas en el embate que, aun ganando, estas elecciones van a acentúar y acelerar el progresivo deterioro político y electoral de los populares.
Adelantaron las elecciones por la única razón objetiva de fortalecer el liderazgo de Feijóo, pensando que esto sería un paseo militar. Y lo creían así dado el entramado clientelar urdido durante largos años en toda Galicia y el modelo de distribución provincial de escaños que prima, con evidente desproporción, el voto más conservador y reaccionario. Pero midieron muy mal y estas elecciones dejan, en cualquier caso, con el culo al aire el liderazgo de Feijóo en toda España, resaltan su torpeza estratégica, acentúan la crisis latente, pero “uniformemente acelerada”, en el PP y revelan la debilidad política y programática del primer partido de la oposición en el Estado.
Creo que el PP, gane lo que gane, está perdido.