Tras la defenestración, un tanto artera  y rocambolesca  de Casado, la figura de Feijóo cobró valor en el mundo conservador y, con la catapulta mediática, también  en la opinión pública.

Por fin “el deseado mirlo blanco” de la derecha tomaba las riendas de liberales y conservadores para reorientar un partido a la deriva y ocupar ese “centro político cabal y moderado” donde supuestamente anida el poder. En abril, Feijóo era prácticamente aclamado como Presidente del PP en el Congreso extraordinario de Sevilla entre el alborozo de sus conmilitones y la satisfacción de sus amos y mentores.

Pasados, solamente seis meses, la figura resplandeciente de Feijóo  se oscurece y difumina, no solo en la opinión pública sino también entre sus partidarios y, lo que es más peligroso, entre sus amos e impulsores.

Tengo para mí que Feijóo  esta sufriendo al mismo tiempo una devaluación y una depreciación, que sabido es que una cosa y otra son diferentes. La devaluación se produce  cuando la autoridad monetaria así lo decide y decreta y la depreciación cuando la moneda pierde valor en virtud del juego de la oferta y la demanda en el mercado.

Pues bien, Feijóo sigue aferrado a las recetas neoliberales típicas, que la “autoridad monetaria competente” a decido devaluar, para hacer frente a la cadena de crisis económicas y sociales   que el neoliberalismo, con toda evidencia insostenible, ha desencadenado. La moneda neoliberal vale cada vez menos y por ello  Feijóo pierde  y perderá más valor cuanto más se empeñe en los “usos y costumbres” de los Chicago Boys. Por eso Feijóo se devalúa al  no encajar  con lo que esa “autoridad monetaria competente”, ha decretado para Europa y, por tanto, para España.

Pero es que además en el mercado interno Feijóo se está depreciando a un ritmo vertiginoso porque su valor real cae. Feijóo era la esperanza para cubrir el déficit político, democrático y de gestión que generaban elementos como Ayuso o Casado. Metiéndose arteramente por el medio de los dos generó una gran expectativa en el “mercado político”. Expectativa que, en solo seis meses, está defraudando al no ofrecer nada distinto a lo que Casado ofrecía  ayer y Ayuso sigue ofreciendo hoy: las viejas recetas neoliberales devaluadas.

Así es como Feijóo se está devaluando y  depreciando al mismo tiempo y, en consecuencia, no sirve ya  a los que verdaderamente deciden, porque con esa moneda poco o nada se puede comprar. Por eso no debe extrañarnos que en las instancias más altas del poder plutócrata  y en los círculos más lúcidos  del mundo liberal y conservador se esté pensando ya en el relevo de Feijóo, porque, si habla como Ayuso, propone lo que Ayuso, mantiene lo de Casado y actúa como Casado, de muy poco o de nada sirve.

Los personajes como Feijóo que, por ignorancia, malicia, devoción o prtendida obligación, se aferran a las doctrinas del neoliberalismo más radical, parece que hoy son ya  residuales y que  sufren el “Síndrome TRUSS”: una enfermedad mortal que se manifestó con virulencia en el Reino Unido y  que tiene un rápido y doloroso final.

Es muy difícil que lo de Feijóo tenga cura, pero puede muy bien suceder  que sus últimos estertores nos hagan sufrir a todos y lo paguemos caro. Los dioses no lo quieran.

 

 

Comparte esta entrada