En plena crisis económica global, hija de la especulación y de la guerra,  a parte de los miles y miles de muertos y desplazados, millones de personas traspasan diariamente el umbral de la pobreza; se sepulta a miles de familias en la en la angustia diaria de sobrevivir; se quiebra la dignidad de trabajadores asalariados y autónomos, arrinconados en la precariedad y en el fracaso; se matan a sangre fría las expectativas y la esperanza de las generaciones jóvenes; y se condenan a la miseria,  al dolor y al abandono a tantos y tantos de nuestros mayores.  Y en este marco asistimos perplejos e indignados al cacareo, a bombo y platillo, de descomunales beneficios y de obscenas ganancias de los grandes bancos.

No tienen sentido ético, político e incluso económico levantar semejantes ganancias sobre el sufrimiento, la explotación, el dolor y la misma muerte de tanta gente, pero menos sentido tiene – y sobre todo ningún sentido común- publicitar y alardear  urbi et orbi de todo ello. ¿Por qué lo hacen? ¿Es que pretenden provocar la revuelta y la violencia social y política? ¿Es que están tan seguros de su control sobre las sociedades y comunidades, así ultrajadas, que pueden permitirse alegremente la burla, el escarnio y la impunidad sine die? ¿Es que ven tan irreversible la plutocracia que no temen un dies irae?

Conviene, por tanto, tratar de comprender y explicarse estos comportamientos corporativos, claramente para-criminales porque, para combatirlos y superarlos democrática y eficazmente, parece necesario entender su “lógica” interna.

Lo primero que hay que tener en cuenta, creo, es que la banca no da puntada sin hilo y, en consecuencia, la publicación y alarde de su éxito le reporta más y más beneficios porque complace a sus accionistas que quieren que su dinero se multiplique al máximo. Pero la banca también es consciente de que el alarde la desprestigia en el grueso de la opinión pública, cabrea a mucha gente y, a medio y largo plazo puede perjudicarle. Por ejemplo, en que los impuestos y tasas que los gobiernos le impongan tengan muy amplio respaldo social. La banca a pesar de todo opta por el favor de los accionistas, arriesga su prestigio y decide contrarrestar el repudio social mediante la publicidad, porque considera que le sale más barato. Y así lo hace.

Son tan conscientes de esto, de su desprestigio social, que un banco como ING-DIRECT, por ejemplo, llega a “definirse” y publicitarse como “el no banco”, supongo que para para caer bien, lo que es muy revelador.  Pero lo que da escalofríos es la publicidad de ABANCA, que tiene el cuajo de echar la culpa, de culpabilizar descaradamente a los clientes y potenciales clientes de sus propias tropelías: “Los bancos son como son hasta que tú los haces de otra manera”, proclaman. Es decir, la culpa del abuso y latrocinio que los bancos perpetran es tuya “porque eres tú el que “no haces la banca de otra manera”. Puede que la cosa cuele y la publicidad les resulte eficaz, pero es ladina y repulsiva.

El colmo, pero nada nuevo bajo el sol. Los criminales suelen culpabilizar a las víctimas. Lo típico, por ejemplo, en los crímenes y malos tratos de la violencia contra las mujeres: “¡Mira lo que me obligas a hacer!”. O como contaba una víctima de los abusos sexuales sufridos cuando era niño, por parte del cura del colegio, cuando el violador eyaculaba sobre él, solía decirle: “Mira lo que me haces hacer”. Pues técnica y objetivamente lo de ABANCA viene a ser lo mismo: culpabilizar a la víctima.

Sé que las comparaciones puede ser odiosas pero, en este caso, creo que lo son por acertar, no por comparar.

Creo que las instancias profesionales y/o corporativas, que dicen velar por la limpieza, la verdad y dignidad en la publicidad, debieran actuar ante este tipo de mensajes publicitarios que, por taimados y “subliminales” que sean, resultan indignos y denigrantes para todos: para quien los lanza, para aquellas personas a las que se dirigen y para el mínimo de sentido ético imprescindible en una sana convivencia. Así lo veo y pienso yo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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