Según el investigador británico, Klaus Zuberbühler, los monos Campbell, de Costa de Marfil, hablan. Estos animales emiten un repertorio de seis gritos distintos con los que forman frases y se entienden entre ellos. Se trataría, según este científico, del lenguaje no humano mas complejo que se conoce.

Antes que los científicos, ya los poetas descubrieron que los animales tienen su lenguaje y hablan entre sí y con los humanos habitualmente. Los y las poetas siempre van por delante.

No será muy científico el asunto, pero nadie me podrá negar que amigas y amigos míos, que son perras y perros, hablan y se comunican, no sólo conmigo o con sus dueños, sino también con varias personas con las que se relacionan y, por descontado, con sus congéneres.

Mac, Lapa, Zasca, Morgan, Una, Cotobelo o Pepa, todos ellos perros que tuve la suerte de conocer, puede que no hablen en sentido estricto, como quizá exija el doctor Zuberbühler, pero que se comunican, avisan, trasmiten sus sentimientos y estados de ánimo y que, al final, nos entendemos con ellos es algo cierto y evidente.

Mac (senior), por ejemplo, al que conocí en vida y a cuyo entierro asistí, era muy popular en su barrio: Rúa do Vilar (Santiago) y aledaños. Gozaba de un círculo muy amplio de amistades; era un perro que daba conversación a todo el mundo: “¡Hombre, Mac!, ¿cómo tú por aquí? ¿estás sólo…?” Se paraba, echaba una parrafada contigo, te lamía, movía el rabo encantado de verte, te miraba con sus ojos grises nublados por las cataratas, se despedía y se alejaba, un pelín renqueante, porque Mac era un perro mayor que, en su prolongada vida, no había hecho más que amigos.

Es posible que con estos animales no puedas entrar en determinadas materias y pasen de conceptos imaginarios, abstracciones, silogismos o entelequias y su conversión se reduzca a hechos muy tangibles y concretos, a sentimientos o situaciones anímicas, pero hay que reconocer que esto es lo que se hecha de menos, muchas veces, en la comunicación entre humanos y, sobre todo, conforta mucho que en ellos no quepa la mentira o el engaño. Y esto sí que es de agradecer.

Pregúntenle a Lila si Mac (junior), el amigo de la foto, habla o no habla. Ya verán lo que les dice.

 

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