Lo recuerdo muy bien. Rajoy y De Guindos trataban de dejar muy claro que aquel rescate a la banca española no era tal, sino solo un crédito en excelentes condiciones, que el Gobierno avalaba y que los beneficiarios del mismo devolverían, como es natural en cualquier crédito. Es verdad que no se habló nada de cobrar intereses por el préstamo, como también sería natural, pero se explicó que era un crédito ventajoso que la UE concedía por debajo de los precios de mercado. Por tanto los españoles salvarían a la banca de su mala cabeza, su malas praxis y sus ineptitudes sin gastar un euro, porque los 65.725 millones de €€ que los ciudadanos y contribuyentes prestábamos a la banca nos serían devueltos. Sin intereses, pero al menos recobraríamos “el principal”.  Esto era en 2012.

Ahora sabemos ya que aquello no era un simple crédito, sino un rescate en toda regla, lo cual no eximía a la banca de devolver toda la pasta  e incluso pagar legítimos intereses, como fue normal en otros países como Alemania, Holanda, Reino Unido o en  EE.UU., donde el erario publico recuperó lo prestado y ganó miles e millones de $$ con los intereses.  Ahora sabemos también, y lo dice el Banco de España,  que aquí no. Aquí solo se recuperaron 4.477 millones y solo se llegarán a recuperar, como máximo, 9.548 millones más, con lo que los españoles perderemos 51.700 millones, de los que se apropia la banca indebidamente. Es decir, la banca le birla, por el morro, más de mil € a cada español. La banca, que cobra al usuario por lo que no hay, no paga lo que debe, nos roba descaradamente y no paga intereses cuando recibe un préstamo. Nuestros representantes políticos o participaron en la estafa o, cuando menos, toleraron  el robo, porque para ellos nuestro dinero es pólvora del rey.

Los ciudadanos y contribuyentes parecen hoy pasivos, resignados o no muy conscientes de cómo los están exprimiendo, pero las consecuencias las pagan muy duramente  ellos y sus hijos,  cada día y cada hora. Y cuando el dolor y la indignación tomen cuerpo colectivo y cristalicen, harán la cuentas y tratarán de ajustarlas.  Y los ajustes de cuentas nunca se sabe como pueden acabar.

“¿Hay alguien ahí?”. Este será el grito  que más escuchará el gobierno que se anuncia, si es que llega.

 

 

 

 

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