Que  se consume la unidad de las Izquierdas en SUMAR y que esta fuerza obtenga un resultado suficiente para coaligarse con el PSOE y gobernar, es imprescindible para mantener las políticas “aproximadamente socialdemócratas” y avanzar en ellas. Porque no nos engañemos, prácticamente  todos los logros,  o al menos de los más importantes y significativos, fueron posibles gracias a la coalición de gobierno que, pese a las malhadadas y corrosivas trifulcas entre los coaligados, lograron aprobar los cuatro presupuestos de la legislatura y consiguieron leyes muy positivas de carácter social y de reconocimiento de derechos; consiguieron afrontar crisis sin precedentes como la pandemia; aprobaron medidas capitales como el incremento del salario mínimo, la reducción significativa del paro y la  precariedad laboral; y se esforzaron por la protección de los más castigados y empobrecidos y un largo etc.

Pero no nos engañemos estas medidas no son en absoluto izquierdistas, revolucionarias o radicales. Son simplemente y como máximo “socialdemócratas”. Vamos, de la “socialdemocracia actual”. Socialdemócratas, “ma non troppo”, pero que el PSOE, solo, nunca llevaría a cabo, porque hoy el PSOE, en el fondo y en la forma, es  un partido progresista democrático, digamos, de corte “keinesiano”, que abandonó en la práctica la socialdemocracia, como en su día abjuró del marxismo.

Es evidente que si el PP logra gobernar y lo hace con Vox, la extrema derecha alcanza el poder, la democracia entra en grave crisis y evidente peligro, la vida diaria de las personas de la mayoría social  se deteriorará gravemente, van a pasarlo muy mal, se quebrará  el débil Estado del Bienestar y  varias generaciones de españoles solo tendrán como presente y futuro la precariedad y la pobreza.

Este es el peligro principal, pero hay otros entre los que cabe destacar la vuelta del bipartidismo.

Me explico. Si SUMAR y otras fuerzas democráticas de la izquierda no dan para gobernar con el PSOE empezaremos a oír  cantinelas como la siguiente: Si el PSOE no puede gobernar, aunque sea primera fuerza,  o es el PP el primer partido,  la cantinela será proponerle a los socialistas que le dejen gobernar en minoría, precisamente para evitar el pacto con Vox, y se producirá  la siguiente disyuntiva: O Vox en el poder, endilgando la corresponsabilidad de ello al PSOE, o la vuelta, de facto y al “paso rápido de la legión”, al bipartidismo. Y mucha gente apoyaría una decisión así. Incluso se llegarán a oír voces favorables a una hipotética “Gross Koalition” o cualquier otro acuerdo implícito o explícito. En todo caso estaríamos ante la “restauración del bipartidismo”. El mismo bipartidismo que se enraizó en España tras el 23-F, dejando sin representación política, real y sin capacidad de tocar poder, a una gran   mayoría social del país.

Y no confiemos en que Sánchez pueda ser refractario a una cosa así. Recordemos las vueltas que dio hasta “perder el sueño” y pactar con las fuerzas a su izquierda. Con el bipartidismo es seguro que Sánchez puede dormir como un lirón. Los peligros, pues, son dos: El  “trumpismo neofascista” de Ayuso, Feijóo y Abascal y el viejo y excluyente  bipartidismo.

Conviene mucho que todas las izquierdas tengan esto en cuenta y no jueguen con las cosas de comer. Yolanda Díaz es hoy una posibilidad, quizá la única, para evitar una trágica involución.

Yo lo veo y presiento así

 

 

 

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