Creo sinceramente que el llamado hospital para las pandemias, inaugurado en Madrid, debería llevar la denominación de Hospital Isabel Ayuso; tal  como seguramente desean muchos de los fans de la Presidenta de Madrid y muchos militantes y dirigentes del PP  o de VOX.

El hospital de marras merece el nombre de Isabel Ayuso, e Isabel Ayuso merece que se le dé su nombre a este presunto hospital.

Lo que sí es inconveniente, e incluso parece una burla y un sarcasmo deleznable, es darle el nombre de una personalidad tan digna, solidaria y respetable como Isabel Zendal, a un edificio, lugar o recinto que es todo un signo y símbolo de frivolidad, corrupción política, desprecio por las necesidades sanitarias de la ciudadanía e instrumento de publicidad política partidista y engañosa.

Tengo para mí que la iniciativa de bautizar esta desmesurada, petulante  e inútil construcción con el nombre de Isabel Zendal, no es una idea de la Sra. Ayuso, simplemente porque es muy dudoso que Dña. Isabel supiese algo de Isabel Zendal y de lo que hizo la heroica enfermera coruñesa. Seguro que la ocurrencia es de alguno de sus avispados asesores, sin escrúpulos, que trató de blanquear de alguna manera el esperpento madrileño con el nombre de una mujer gallega respetada y de merecido prestigio.

El resultado es un verdadero escarnio rastrero de la noble enfermera coruñesa, protagonista de una verdadera proeza para salvar miles de vidas. Llamar Isabel Zendal al esperpéntico hospital madrileño es arrastrar el nombre de la heroica enfermera gallega por la ciénaga en que se están convirtiendo las instituciones públicas madrileñas, por obra y gracia de las ocurrencias y de las políticas extremistas y neoliberales de Isabel Ayuso.

Las Xunta de Galicia  y, muy  especialmente los Ayuntamientos de Ordes y A Coruña, deberían hacer patente su enérgica protesta por la utilización perversa del nombre de tan notable, solidaria y prestigiosa ciudadana gallega, como es Isabel Zendal, que no merece tal ofensa.

Hay que llamar a las cosas por su nombre.

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