De Aitana y de todas las jugadoras de la selección y, en general, de las jugadoras del futbol femenino.

La entrevista de Gonzo, en Salvados, a Aitana Bonmatí fue un excelente epítome del comportamiento, talante y estilo con que las jugadoras abordan y gestionan su tan legítimo conflicto con la Federación.

Equilibrio, sensatez, ponderación, prudencia, contención. Pensando antes de hablar. Sin dejarse llevar por la pasión de la lucha, sin exabruptos ni descalificaciones generales o personales, sin desahogos ni excesos verbales, sin insultos ni hipérboles gratuitas, sin diatribas ni alegatos.

Contra lo que alguien pudiera creer, esta suerte de moderación carga de fuerza, contundencia e incluso de coherente dureza a sus posicionamientos o demandas, desarma a sus adversarios y desbarata las tortuosas maniobras de unos capitostes, demasiado acostumbrados a la arbitrariedad y al supremacismo en el ejercicio de sus poderes y facultades.

Cierto es que la gran victoria deportiva de nuestras jugadoras fue muy importante, seguramente decisiva para hacerse oír. Entre otras muchas cosas, porque han hecho bien, con evidente excelencia, su trabajo. Y ello en circunstancias y situaciones precarias, negativas e incluso denigrantes, impuestas por sus mandarines. Pero entiendo que más importante aún y, sobre todo, con más calado ético, social y por tanto realmente político, es la victoria que están consiguiendo con su lucha de enormes efectos positivos intergeneracionales. Con una proyección global de enorme valor ético y pedagógico y, también por tanto, político. Esto, creo, vale algo más que “un mundial”.

El estilo y talante, en la estrategia, en la táctica y en la comunicación, de la lucha de nuestras jugadoras por sus incuestionables derechos y legítimas aspiraciones, es la gran lección que debemos aprender todos y, especialmente, nuestros políticos, sindicalistas y representantes diversos, que tantas veces caen en la utilización malsana y, en el fondo, contraproducente, de la verborrea ofensiva, la insidia o el exabrupto, cuando no en la mentira, la trampa y la agresividad más obscena.

Creo que esta es la gran victoria de nuestro futbol. Del femenino, claro está. Del otro no hablamos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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