Entrando en días «hábiles» para la evocación de mitos, tradiciones y ritos, me acordé de LILIT.

LILIT, como es poco sabido y quizá intencionadamente olvidado, es la primera mujer de Adan. Era igual a él porque no había salido de una costilla del varón, sino que fue creada por Yahvé del mismo barro que Adan. Y cuando Adan la colocó debajo para copular LILIT se reveló, rechazó cualquier signo de sumisión y reivindicó su igualdad originaria. LILIT o se divorció o fue repudiada, pero lo cierto es que se fue y se instaló junto al mar para hacer su vida. Yavhé entonces creó a Eva, esta vez, genéticamente derivada de Adan, que se convirtió en la típica reina de la casa, sumisa, y aún así denostada por ser fuente de tentaciones y tan ladina que había de ser considerada causa de todos los males de la humanidad por los siglos de los siglos. Como seas mujer no te libras. Sobre LILIT cayó el estigma y el desprestigio. Fue acusada de mujer diabólica, concubina de demonios y cuidadosamente apartada de la difusión de las tradiciones. Cuando alguien trata de recuperar su figura, siempre hay quien se pone en guardia y suele argüirse con desdén. ¡Bah! eso es un mito o leyenda del folklore judío. Vale, ¿y Eva?

A mí me gusta LILIT, suena como Laila que es la noche y, sobre todo, reivindica la igualdad, exhibe su dignidad y abraza la libertad sin complejos

Veo a LILIT como esta NOCHE que Miguel Angel esculpió para el mausoleo de los Médicis.

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