En pleno tardo-franquismo se publicó el ensayo de Xosé Manuel Beiras titulado “O atraso económico de Galicia”, que, resumiendo mucho, explicaba este atraso por la dependencia colonial de Galicia con respecto al Estado Español. El libro se convirtió inmediatamente en la biblia de la izquierda nacionalista, especialmente de la UPG. Sin embargo, también recibió sus críticas desde la izquierda, llegando incluso a corearse en las manifestaciones callejeras con humor e ironía la consigna: “Que lo díga la ‘U’, si es colonia o es champú”. Pero, en todo caso, se intentaba una explicación cabal de la depauperada realidad económica gallega. Pues bien, visto lo visto en los últimos años y, con gran claridad, en las elecciones de ayer, hoy habría que escribir “O atraso político de Galicia” para explicar lo sucedido.

Conviene recordar que fue en Galicia en donde entró, por primera vez en las instituciones, una fuerza política, EU-ANOVA, que se reclamaba hija del 15-M. Era el año 2012. Y cuatro años más tarde esas y otras organizaciones de la llamada nueva política, coaligadas en EN MAREA, se convierten en la segunda fuerza del Parlamento gallego. Es decir, fue aquí donde se inició el acceso a las instituciones de las fuerzas políticas que habían de consumar la voladura del bipartidismo. Y es aquí, en las elecciones de ayer, donde se recupera de forma nítida y clara el antiguo esquema bipartidista. Pudiera suceder incluso que, lo sucedido ayer, se convierta en el inicio de la propia recuperación en el Estado del modelo bipartidista del régimen del 81. Modelo que se consolidó en España a partir del 23 de Febrero de ese año, con el golpe de Estado, al que se hizo fracasar en la asonada de Tejero y Miláns del Bosch, pero al que se le permitió triunfar en su objetivo político de imponer la lectura vigente de la Constitución monárquica del 78.

Desgraciadamente para los ciudadanos, esta vuelta al bipartidismo no arregla nada porque el programa del PP, en la cruda realidad, solo se va a ocupar de seguir traspasando las rentas del trabajo al capital y los recursos del sector público al privado, continuando con el deterioro social, económico y cultural del país y tratando de embridar a la ciudadanía para que trague y no se subleve . Es lo único que el PP sabe hacer y hace bien,  utilizando vías legales, que existen o se crean, y sin renunciar a las ilegales en las que también tiene acreditada experiencia. Para lo que el PP no sirve ni tiene programa, más allá de enunciados genéricos obligados, es para afrontar y abordar problemas y retos cardinales como la creciente desigualdad, el incremento de la pobreza, la eficiencia, eficacia y suficiencia de los servicios públicos, la ya crónica precariedad laboral, la recuperación económica, industrial, agropecuaria y pesquera y las demandas ecológicas, el cambio climático, la asunción y aplicación de las nuevas tecnologías, etc. Para esto el PP resulta tan inútil como perjudicial.

Esto quiere decir que políticamente el PP es, principal y casi únicamente, un eficaz aparato electoral, clientelar y caciquil y un excelente gestor del voto cautivo, pero no tiene recorrido político ni capacidad para afrontar y solventar los problemas cardinales del país. Las consecuencias de ello para Galicia son nefastas porque así tiende a hacerse crónico su retraso y su atraso. Económico y Político.

Por eso digo que, además de “O atraso económico” hay que escribir “O atraso político de Galicia” para saber a que atenernos y ya se encargarán los teóricos, escolásticos y diletantes de aclararnos si es primero el huevo o la gallina. Eso creo.

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