La muralla mediática de contención, de censura y de silencio que, durante cuarenta años, amparó y tapó las vergüenzas del Rey, de la Corona y, en consecuencia, de la Monarquía y que incluso impulsó la difusión de relatos, tan hagiográficos como falsos, para enaltecer y adular al soberano y para blindar a la Corona, está desmoronándose. En muy poco tiempo el dique de la protección real será desbordado, se abrirá la veda y comenzará la cacería. De echo, ya empiezan a saltar a la luz pública española, con pelos y señales, toda una retahíla de escandalosos tejemanejes de la Corona. Los contarán, comentarán y criticarán muchos profesionales de la información, incluso aquellos que participaron del pacto, no tan tácito, de silencio, que aceptaron e incluso impulsaron la censura, que ayudaron a acallar o ningunear a los escasos periodistas que se atrevieron ofrecer información veraz y minuciosa sobre las andanzas reales y que intentaron romper la impunidad y la patente de corso, de que gozó y aún goza la monarquía española.

Antes de que la cacería comience y de que los cazadores oportunistas empiecen a pavonearse con la venta de pieles de osos que nunca cazaron, quiero recordar aquí a las y los  periodistas que nunca fueron cómplices ni del silencio, ni de la censura, que siempre intentaron informar verazmente de lo que estaba sucediendo, que llegaron a donde pudieron, que fueron ninguneados y excluidos de los circuitos al uso,  pero que sí lograron construir las piezas que van a ser imprescindibles en la elaboración de la verdadera historia de la monarquía en nuestro país durante estos cuarenta años. Estas mujeres y hombres no participaron en el pacto, más o menos tácito, de la vergüenza, ni participarán ahora en la vil cacería que se prepara. Ellos seguirán informando con rigor y solvencia. Podrán tener errores, pero ni callarán ni mentirán y, por ello son la mejor garantía de nuestro derecho a saber lo que nos está pasando.

Entre estos profesionales destaca, a mi juicio la periodista y filóloga gallega, REBECA QUINTANS. Rebeca se doctoró en periodismo con una tesis que analizó el discurso político del Rey Juan Carlos y a partir de aquí se adentró en la investigación y el estudio de la monarquía española actual. Su primer libro, “Un rey golpe a golpe. Biografía no autorizada de Juan Carlos de Borbón (2000)” lo firmó con el seudónimo de Patricia Severo, por razones de seguridad propia. Pero el echo es que de poco le sirvió, pues su trabajo ha sido sistemáticamente boicoteado e impedido de llegar al gran público. Esta periodista “maldita” no dejó nunca de investigar ni de publicar por vías alternativas o convencionales y, también es verdad que, a pesar de cercos y ninguneos, sus libros se convirtieron en lectura imprescindible para el conocimiento de la trayectoria de la monarquía española. Imprescindible también para sus detractores que asiduamente la leen y consultan, eso sí, vergonzantemente.

Su último libro: Juan Carlos I: la biografía sin silencios (2016) va convertirse en la investigación de referencia para analizar el “reinado” de D. Juan Carlos, va a llegar sin duda alguna y muy pronto al gran público haciendo saltar por los aires el cerco al que el libro fue sometido, va a ser utilizado a fondo, cítese o no, por quien quiera decir algo sobre estos asuntos y servirá de base para futuras investigaciones y análisis.

Hoy es fácil el acceso a este texto en la red y yo estoy dispuesto a facilitarlo siempre. Además es un placer leerlo. Y si Rebeca lo investigó y lo cuenta, la historia va a misa.

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