Recorre España un debate bizantino sobre si Ayuso es lista o tonta. Yo, la verdad, no lo sé, ni tengo mucho interés en saberlo. Lo que sí sé, porque hay datos objetivos, es que Isabel Díaz Ayuso es carpetovetónica hasta las cachas, adepta al nacional-catolicismo y de esa extrema derecha, neo-franquista, que, por intereses objetivos, no se escindió del PP. Todavía. Tampoco me importa demasiado si lo que dice, lo que hace y lo que no hace es cosa suya o de Miguel Ángel Rodríguez. El problema es que ello impacta en la opinión pública, es amplificado por la telaraña mediática a la orden y, como diría un mexicano, “empata” con cierto sentir general erróneo, inducido por las doctrinas y la praxis neoliberales.
Veamos un ejemplo. Ayuso, con ese descaro buscado, que tanta rentabilidad electoral le ha dado en la villa y corte más chulapa y en el barrio de Salamanca y sus aledaños de clase, ha dicho sin cortarse un pelo: “No podemos regalarle (sic) a todo el mundo la educación porque no es sostenible el sistema…No puede ser todo gratuito…Ojalá todo fuera gratis, pero esto es simplemente una utopía”
Pues bien, esta sarta de boludeces, que diría un rioplatense, creo que podrían “comprarla” perfectamente millones de españoles. ¿Cuántos españolitos piensan, como Ayuso, que es ella, o quienes quiera que manden, los que pueden “regalarnos” o no, educación, sanidad y cuanto servicio público hay? ¿Cuántos piensan que “el sistema” no da para todos? ¿Cuántos piensan que ellos, de poder, harían lo mismito que los “ayusos” de nuestro señor? ¿Cuentos españolitos cuando dicen utopía están pensando en quimera como Ayuso hace, con intención o sin ella?
Ni siquiera en eso de que “no puede ser todo gratuito” tiene razón Ayuso, por que lo real es que nada hay gratuito y los servicios que tenemos y los que se nos niegan no son, ni nunca han sido, gratuitos. Los pagamos a escote entre todos y por eso nos pueden salir más baratos y de mejor calidad. Ni Ayuso ni mandarín alguno nos “regala” nada, porque nada es suyo. Simplemente les pagamos por la gestión y, visto lo visto, deberíamos despedirlos ya y a gorrazos. Y el “sistema” ni es dios ni es la naturaleza, que quizá sean lo mismo, con lo que, si “no es sostenible”, se cambia para que lo sea y en paz. Otra cosa es que sea fácil y se pueda hacer pronto.
Y la Sra. Ayuso y, en su caso, Don Miguel Ángel debieran saber que la utopía es difícil de alcanzar, pero es alcanzable y, en todo caso sirve para avanzar. Lo que no es posible ni alcanzable es la quimera. Y quimera es pretender mantener las desigualdades, la explotación, el despilfarro, el abuso, la destrucción del medio y la corrupción y, al mismo tiempo, conservar la vida, la tierra, la paz y, los mandarines su honorabilidad. Esto sí es una quimera.
Es irrelevante que Ayuso sea lista o tonta. Lo relevante es lo que seamos o traguemos nosotros, la ciudadanía.