Nos lo contó Esopo y nos lo resumió magistralmente Horacio: “Parirán los montes y nacerá un ridículo ratón. Esto es lo que le pasará, ya le está pasando, a la gran Convención del PP.

La verdad es que este tipo de operaciones es habitual en los partidos, sobre todo en los grandes como el PP y el PSOE, cuando entran e una fase de depresión partidista, que suele ser cíclica, a causa de una aguda anemia política o anorexia social.

En esta caso, Casado lo ha dejado claro y convocó  en Junio, para septiembre, la gran Convención del partido con el objetivo oficial “de ensanchar la base política y social del partido”. Lo que quiere decir que la tal base se le ha quedado estrechita. Pero en este tipo de operaciones hay mucho más de propaganda, que de análisis, de reflexión o de renovación doctrinal. En este caso, el objetivo real es “salvar al soldado Casado”, que se desliza peligrosamente hacia la irrelevancia política en su propia organización y da muestras de una cada vez menos soportable levedad intelectual, técnica y política que resquebraja su liderazgo y su imagen. Y el procedimiento de rescate es una parafernalia muy aparente e incluso costosa, pero sin nada o con muy poco dentro.

Anuncia el PP cuatrocientas mesas preparatorias en las que, según ellos, participarán  relevantes “personalidades de intelectuales progresistas” (sic)  y, al menos, cinco mesas sectoriales o actos públicos durante la próxima semana  para tratar diferentes temas para la Convención propiamente dicha, que se cerrará el día 3 en Valencia. Por cierto, que estos actos públicos se inician en Santiago de Compostela con la presencia de Mariano Rajoy y del propio Casado.

Todo muy magnificente, pero aparente, porque la realidad es muy otra. Las mesas preparatorias son muchísimas menos, no preparan nada y los “intelectuales progresistas” son “cuatro” y no se sabe sin son menos progresistas que intelectuales o al revés. Muy poco o nada se reflexiona o debate, y menos se acuerda, en esos actos púbicos previos que, en realidad solo sirven para satisfacer vanidades, promocionar fontaneros, rendir culto a vacas sagradas y ser placebo de codicias o compensación de agraviados. Los contenidos son meros enunciados manidos que valen para un roto y un descosido y las propuestas de fondo, novedosas o relevantes, brillan por su ausencia.

Sn embargo es grande el esfuerzo y muy rentable sería si se empleara en lo que realmente necesita el PP que no es otra cosa que “refundarse” y hacerlo a fondo, rompiendo radicalmente con lo que lo está lastrando y acabará hundiéndolo. El problema real del PP, ni siquiera es Casado o Ayuso.

El problema del PP es su incapacidad para romper con la corrupción política y económica; para dejar atrás las complicidades que sigue manteniendo con los corruptos y con las llamadas cloacas del Estado; y para romper, de una vez por todas, con el Franquismo y con su expresión política actual que es Vox, con el que mantiene una relación política patológica. El problema, en definitiva, es su incapacidad para asumir posiciones nítida e inequívocamente democráticas, liberándose definitivamente del pensamiento ultra de FAES, que lo atornilla a la dictadura; su dificultad para recuperar la centralidad política que está dejando en manos del PSOE; y, sobre todo, su inhabilitación para conseguir representar digna y claramente a las posiciones conservadoras, liberales, democristianas o centristas, inequívocamente democráticas.

Si el esfuerzo de la Convención se dirigiera a una verdadera refundación del partido, sí se “ensancharía su base política y social” e, incluso se podría “salvar al  soldado Casado”  de morir a manos de la atrabiliaria Medusa de Madrid.

 

 

 

 

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