Es ya hecho y dato consolidado que el sistema mediático español ha apuntalado la monarquía protegiendo al Rey, tapando sus desmanes, exagerando, cuando no inventado hazañas y virtudes del monarca y siendo, en realidad, cómplice de una evidente corrupción del titular y de la institución. Al descubierto la real ralea, pero desde el extranjero, el desprestigio de los medios españoles es evidente y la Corona se queda sin protección mediática. Pero solo unos días porque, en realidad, la Sexta y, concretamente Ferreras, ha tomado con notable entusiasmo el relevo para salvar la Corona con el programa de ayer “Jeque al Rey” en el espacio “La Sexta Columna”.

Nada mas empezar quedó muy claro el objetivo. Ferreras presentó así el programa:  “Jeque al Rey…(pausa intencionada) Émérito”. Y así fue. Con un bien calculado relato de las travesuras de D. Juan Carlos, todo el esfuerzo se dirigió a blanquear y apuntalar a la tambaleante Corona y a preservar todo lo posible a D. Felipe de la marea negra que lo acorrala, incluso dándole consejos para salvar lo muebles de la monarquía. El Jaque-mate era para el Rey de las negras y Ferreras movía las blancas.

El blanqueo de la monarquía, de la corona y de la Constitución del 78, tal como está, fue notorio tanto por el cuidado relato imprescindible de los síntomas e indicios de corrupción, como por el constante intento de separar de la podredumbre a los actuales titulares de la corona y, sobre todo, por la contención en el análisis crítico, siempre limitado a la persona de D. Juan Carlos, que va a acabar siendo un chivo expiatorio pero, además de con todos los ajenos, con pecados propios.

El remate final del programa fue la proclamación pública, con tono de advertencia al personal, de que la monarquía es piedra angular de la Constitución del 78  y que ésta es prácticamente imposible de cambiar o reformar a fondo, como muy clara y esquemáticamente explicó alguien, con tanta autóritas monárquica, como Luís María Ansón.

Pues bien, este nuevo encalado de la monarquía, la sacralización y blindaje de una Constitución cada día más inservible, la expansión incesante e imparable de la podredumbre y de la corrupción económica, política y judicial, la creciente anorexia de nuestra democracia, la merma de derechos y de libertades, la amenaza real de quiebra del estado de bienestar y la desafección general al sistema de la ciudadanía,  convierten a nuestro país en una muy peligrosa olla a presión, en la que se están deteriorando aceleradamente los sistemas de seguridad. No sé como no lo ven.

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