Los expertos y científicos, encargados por la ONU para analizar la situación del cambio climático, han tomado una muy arriesgada decisión: filtrar el borrador de su informe a la opinión pública mundial, para evitar la muy probable suavización y manipulación del mismo por parte de los Estados, en función de intereses económicos, estratégicos y financieros a los que esos Estados sirven.  Cosa harto probable y nada novedosa, sabida la experiencia de lo sucedido con anteriores trabajos e informes.

En resumen, los expertos nos dicen que nos quedan pocas posibilidades y muy poco tiempo para poder evitar una gran catástrofe planetaria y lo sintetizan con meridiana claridad: Con el cambio climático que estamos causando, afirman, la vida puede cambiar y seguir, pero la humanidad no. La vida cambiará, se adaptará y resistirá, pero nuestra especie y algunas otras no.

Para la supervivencia del ser humano sobre la tierra es necesario realizar un cambio radical y rápido en los modelos de producción, de consumo, de distribución y de vida. El cambio ha de ser de ámbito global y de alcance universal, por lo que no caben ya los esquemas neoliberales y ni siquiera las fórmulas más suaves del viejo y, visto lo visto, fracasado “laissez faire, laissez passer”. Se acabó el “crecimiento sin fin” y hay que hablar de sostenibilidad, redistribución, equidad e incluso “decrecimiento”. Se impondrá por tanto la planificación desde la política. Una planificación global y, en este marco, la de cada Estado o Región, de tal forma que se pueda garantizar el imprescindible cambio de modelo económico y productivo, que nos permita sobrevivir a todos. Fíjate tú por donde va a ser verdad aquello de “socialismo o muerte”. Me refiero al socialismo de verdad, al muy intentado, nunca estrenado y menos culminado

Esta realidad, ya incuestionable, es lo que hace cada día más irrelevantes, e incluso perniciosas a ojos vista, las posiciones políticas de las derechas tradicionales, radicales, doctrinarias o extremas, de profundas raíces neoliberales. No es que se vuelva al “keinesianismo”, es que solo es posible un nuevo, profundo y duradero pacto social y político, que incluya la planificación económica global y su control democrático. Todo ello como eje central de la sostenibilidad del planeta y del bienestar social.

En esta tarea no están los gobiernos neoliberales, autoritarios y reaccionarios, que solo podrán ir cayendo, y en el espectro político solo serán viables los partidos democráticos conservadores o progresistas, de centro y de izquierdas, compatibles con la planificación económica, cuya posibilidad, por cierto y creo que por suerte, se recoge con bastante nitidez incluso en nuestra constitución (TITULO VII), aunque nunca se haya puesto en práctica, como tantas otras posibilidades y derechos reconocidos en nuestra Carta Magna.

Tampoco son capaces de asumir la más elemental planificación, partidos como el PP de Ayuso y Casado, que se refunda o se muere podrido por la corrupción,  Cs de Arrimadas, que desaparece o desaparece, o Vox de los ultras y neofranquistas, que son perjudiciales y dañinos, por ser conspicuos portavoces de la caverna, de la ignorancia y del negacionismo más torpe. Todo ellos herederos, en fin, del primo de Rajoy.

Y vaya usted a saber si el nuevo liderazgo mundial de la China, contra lo que hasta ahora haya podido parecer y suceder, no va a resultar un factor positivo, al menos, para hacer posible la planificación global que salve a nuestra especie.

Esto me sugirió la noticia de la valiente filtración de los expertos y científicos a quienes deberemos mucho. Si tenemos suerte.

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