El expresidente de Extremadura y actualmente jefe de la oposición y presidente del PP en esa Comunidad Autónoma, José Antonio Monago, ha acusado públicamente al Gobierno de ocultar el número real de fallecidos por coronavirus, que son muchos más de los que se contabilizan, al menos en Extremadura. Esto se hace porque alguien del Gobierno dio la orden, que viene de los ministerios de Sanidad y Justicia. Alguien del que sabe su nombre y que no hace público, dice, que por respeto. El Ministro Marlaska se ha apresurado a desmentirlo calificando la denuncia pública de muy grave.

Supongo que Monago, antes o al mismo tiempo, de presentar su denuncia pública, ha llevado el asunto oficialmente al Parlamento extremeño y presentado ante la fiscalía las pruebas, indicios e informaciones en las que se asienta su acusación, así como el nombre de quien o quienes dieron esa orden u órdenes.

Por su parte el Gobierno, y concretamente el ministro Marlaska, al mismo tiempo que desmiente algo que él mismo calificó de acusación muy grave, supongo que lo haría antes o al mismo tiempo de presentar una querella criminal contra José Antonio Monago, como mínimo por dar una información falsa que calumnia y difama al Gobierno y a sus miembros y por sembrar injustamente la sospecha y el miedo entre la población.

Si nada de esto hicieron, uno y otros son tal para cual. Banalizan y degradan ellos mismos la información pública que ofrecen, no podemos fiarnos de que lo que dicen sea verdad, pervierten la acción política, nos faltan al respeto y nos toman por tontos. Es natural que, ante comportamientos como estos, la gente piense: ¡Que les den!

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